jeudi 30 septembre 2010

Belle campagne pour le CCFD


Le banner du CCFD dans Libération est très attractif et incite à cliquer dessus pour se retrouver dans une très bonne page d'accueil (ci-dessus).

Le site Sauvons l'argent ne semble pas finalisé. Les options de partage sur les sites sociaux sont manquantes et le renvoi vers la page Facebook ne fonctionne pas correctement.

L'argumentaire reprend la liste infinie des idées reçues en vogue chez les bobos de gauche et répétées ad nauseam par les altermondialistes et autres bonnes consciences qui se gargarisent de bons sentiments et qui ne digèrent pas les faits.

Tout ce fatras de globbish idéologique n'empêche pas l'agence qui a conçu ce site dans le cadre d'une campagne multimodale d'avoir fait un super travail.

mardi 28 septembre 2010

Contre la mégalomanie du don

Intéressant point de vue de Juan Ramon Rallo sur les projets de quelques milliardaires américains de donner une partie de leur fortune.


GATES Y BUFFETT, POR EL MAL CAMINO


Contra la megafilantropía


Vaya por delante que la filantropía privada me parece un muy importante instrumento de cohesión social y económica. Por muy libre y próspera que sea una economía, siempre habrá individuos que circunstancialmente atraviesen por una mala etapa o que deban hacer frente, por accidente, a unos gastos que superen en mucho sus posibilidades.
El capitalismo no inmuniza contra tales sucesos, sólo va logrando que cada vez sean menos trágicos y que aquello que hace dos siglos hubiese supuesto una muerte inevitable hoy sea un bache, todo lo desagradable que se quiera pero bache. Y, claro, se hace difícil no valorar positivamente las iniciativas destinadas a luchar contra ese tipo de desgracias y contratiempos.
Las clases adineradas siempre han sentido cierta responsabilidad hacia los que tienen menos. Dejemos hablar al sociólogo Edward Banfield, en su conocida obra The Unheavenly City:
Las clases altas consideran que la comunidad (o la sociedad) tiene sus propios objetivos y es capaz de diseñar su futuro. Piensan que es responsabilidad suya servir a la sociedad para lograr que mejore; probablemente porque, como tienen una visión a muy largo plazo, sienten un interés directo en que la sociedad sea mejor en el futuro. En cualquier circunstancia, suelen ser muy activas en asociaciones destinadas a promover el bien público y sentir una fuerte inclinación (no siempre traducida en hechos) a contribuir con tiempo, dinero y esfuerzo a las causas nobles.
No es difícil darse cuenta de que el Estado del Bienestar no es más que una institucionalización y estatalización de esos sentimientos privados. Pero resulta que el Estado del Bienestar no es un buen sustituto de la filantropía privada. No ya porque haya degenerado en una bestia de siete cabezas y diez cuernos, cebada por una explotada clase media –en vez de por la alta burguesía que promovió su creación–, sino porque los objetivos de uno y otra son bien distintos. La filantropía pretende ayudar al caído en desgracia a superar sus dificultades; el Estado del Bienestar pone en marcha servicios que cubren a todos los individuos, con independencia de que los necesiten o demanden o puedan o no pagarlos. La filantropía privada tiene incentivos para no alenar el parasitismo y, en cambio, hacer las veces de red que frene las bruscas caídas libres; el Estado del Bienestar, por el contrario, fomenta el clientelismo y quiere a la gente dependiente.
Los controles que suelen caracterizar a la caridad privada se transforman en una suerte de barra libre –piensen en los derechos universales– cuando anda el Estado del Bienestar de por medio, que acaba siendo productor, director, empresario y filántropo a la vez. Un absurdo que pagamos con unos servicios malos y caros; con una sanidad, una educación y unas pensiones que no sirven a los ciudadanos, sino que convierten a éstos en siervos.
De ahí que sea urgente desmontar el Estado del Malestar, sustituirlo por empresas privadas en competencia y por la filantropía privada. Es posible que alguno objete que los ricos no estarían dispuestos a entregar parte de sus fortunas a la caridad, y que, por consiguiente, las necesidades de muchos ciudadanos quedarían insatisfechas. Sin embargo, el argumento es harto dudoso, pues el mercado logra abaratar continuamente los medios necesarios para desarrollar la filantropía (de modo que con una cantidad igual de riqueza pueden prestarse un mayor número de servicios); y además existe la pulsión natural (mezcla de instinto y de interés personal) a ayudar a los miembros más desfavorecidos (sobre todo, en ausencia de un programa público destinado a cumplir esa función).

En este sentido, la noticia de que el matrimonio Gates está convenciendo a numerosos multimillonarios –Warren Buffett, David Rockfeller, Ted Turner, George Lucas o Larry Ellison– para que donen a la filantropía privada la mitad de sus riquezas –iniciativa The Giving Pledge– debería ser recibida como una buena nueva, por cuanto tiene de espaldarazo a nuestras tesis. Pero no. Me niego.
Ni qué decir tiene que soy partidario de que cada cual pueda gastar su dinero como lo desee; por eso, entre otros motivos, abogo por desmontar el Estado intervencionista. Pero eso no significa que tenga que considerar que cualquier desembolso, por irracional que sea, va a cumplir con sus pretendidos objetivos. Al cabo, lo que se está respaldando con la iniciativa de los Gates no es la vuelta a una filantropía privada racional, sino la generación de un Estado del Bienestar privado paralelo al público... y con sus mismos vicios.
En primer lugar, me molesta profundamente la idea anticapitalista que subyace a esta iniciativa: los ricos se han aprovechado de la sociedad y deben devolverle parte de lo que le han quitado. Los hijos de los ricos no tienen ningún derecho a heredar semejantes fortunas. La distancia que media entre estas ideas precientíficas y una propuesta legislativa que eleve al 50% el impuesto de sucesiones y donaciones resulta, por desgracia, demasiado corta. Ahí está el caso de Warren Buffett, que no sólo quiere donar su fortuna a la caridad, sino que todos los demás ricos se vean forzados a hacerlo.
Incluso sin recurrir al poder político, esa manera de ver las cosas es una garantía de la disolución de las grandes dinastías y, por tanto, dedesacumulación de capital. Los ricos no son ricos porque posean una gran cantidad de bienes de consumo susceptibles de ser repartidos entre los pobres, sino porque son propietarios de grandes empresas, tremendamente eficientes, que se encargan de producir lo que los consumidores van demandando. Si ceden la mitad de su patrimonio a la caridad, o bien desarticulan sus empresas o las colocan en manos de gente que previsiblemente no sabrá dirigirlas con el objetivo de generar riqueza; es decir, liquidarían y destruirían medios de producción empleados para satisfacer necesidades de consumo presentes. Algo así como si decidiéramos comernos la caña de pescar en lugar de seguir utilizándola para capturar peces.

Tomemos el ejemplo de Warren Buffett. Probablemente sea el mejor arbitrajistabursátil de la historia. Es la persona más capacitada para corregir los precios de mercado de las empresas (de sus acciones) para que transmitan una información más fidedigna de la realidad y permitan minimizar los errores asociados a la asignación de capital. ¿En qué sentido la donación de la mitad de su cartera de acciones a la filantropía contribuirá al mejor desempeño de tan esencial misión? En ninguno. Del mismo modo que donar la mitad de Microsoft a una fundación caritativa sólo servirá, a medio plazo, para fragmentar la compañía o para imponerle objetivos que no tendrán demasiado que ver con aquello que realmente sabe hacer; es decir, se le impedirá crear riqueza.
Por otro lado, la idea de que si los ricos donan la mitad de sus fortunas a la caridad el mundo será un lugar con muchos menos pobres es harto discutible. Salvo casos muy excepcionales, la pobreza se debe a decisiones y caracteres personales o a un marco institucional inadecuado. Destinar miles de millones de dólares a promover el desarrollo está casi tan condenado al fracaso como lo ha estado durante décadas la ayuda exterior de los Estados. Los países subdesarrollados no necesitan ser inundados con bienes de consumo, sino ser capaces de producirlos; para ello, necesitan contar con unas instituciones favorables a la propiedad privada y las empresas.
La filantropía sólo será útil en los países ricos si se le somete a un continuo escrutinio. Se trata de evitar abusos y de que los receptores cumplan con unos objetivos que, además, deben estar en consonancia con las circunstancias (en especial, en una sociedad como la occidental, donde la tecnología revoluciona cada pocos años el modo de vida). Si no queremos reproducir la burocratización del Estado del Bienestar en las fundaciones privadas, sus gestores deberán estar sometidos a la amenaza de la retirada de fondos si no cumplen su cometido.
The Giving Pledge es un proyecto megafilantrópico que, como le sucede al Estado del Bienestar, parte del error de no adjudicar un espacio muy limitado a la ayuda voluntaria. Los seres humanos se coordinan a través del sistema de precios para maximizar la producción de los bienes económicos que mejoran su bienestar. El resto de mecanismos de creación de riqueza –la caridad o las intervenciones públicas– debería tener un espacio residual, pues no son ni pueden ser la norma en órdenes amplios y complejos en los que intervienen miles de millones de personas.
Los multimillonarios deberían dedicarse a hacer lo que mejor saben: montar empresas fabulosas de software y hardware, arbitrar los precios del sistema financiero, mantener y ampliar la cobertura de los medios de comunicación, producir películas... Si lo desean, pueden hacer un sitio en sus vidas a la filantropía, pero ésta no debe comerse la mitad de sus bienes. Especialmente si, por causas institucionales, no puede ser eficiente.
No lograrán avances significativos en la lucha contra la pobreza, algo que corresponde al sistema de producción de libre mercado, y en cambio sí malograrán sus proyectos empresariales, que sirven para procurar bienestar a la humanidad. Ojalá se deshagan de sus prejuicios anticapitalistas.

Fund-raising for cancer: Ordinary people show amazing generosity

Fund-raising for cancer: Ordinary people show amazing generosity

Ce post de Judith Potts publié par The Telegraph nous rappelle que dans le monde caritatif ce sont les grands nombres qui font les grosses sommes.


This coming weekend marks the beginning of Breast Cancer Awareness Month and my attention has been drawn to some of the fund-raising events on offer.
Let us start with FACT (Fighting All Cancers Together) who is hosting at day at The Metro Centre, Gateshead on Saturday 2 October. FACT will be offering 40 areas of support, and is sponsored by Insurancewith (www.insurancewith.com) – the insurance company which specialises in providing cover for cancer patients and people with rare and debilitating conditions – and Lookgoodfeelbetter (www.lookgoodfeelbetter.co.uk) – who run skincare and makeup workshops to help women manage the visible side effects of cancer (of which more in a future post).
The areas of support FACT provides include holistic therapists, specialist underwear suppliers, support groups, makeup and skin care consultants, financial and benefit advisors plus education and prevention issues and the chance for cancer patients and their families to meet others in a similar position. For information visit www.fact-cancersupport.co.uk.
In Manchester on the same day, 2 October, St Ann’s Hospice is giving a Ladies Fashion Lunch at the Palace Hotel. The John Lewis store is providing the fashion show and details can be found on 0161 498 3628 or email kbeardow@sah.org.uk.
Breakthrough Breast Cancer’s “Lawyers of London” black tie dinner and dance is being held at the Waldorf Hilton Hotel, London. The special guest is Garry Richardson, the BBC Sports Broadcaster and for details of this event visit http://event4breakthrough.com.
There are more celebrities on show at The Grosvenor House Hotel, Park Lane, London on Wednesday 6 October. Diana Moran is hosting a lunchtime champagne reception and afternoon tea, followed by Gabby Logan who is doing the honours for the evening. Although, to my mind, the real celebrities are the 24 women and one man – all of whom have had breast cancer – who are strutting their stuff on the catwalk, once in the afternoon and again in the evening. For tickets please visittheshow@breastcancercare.org.uk.
Lastly to Wales where, in Rhyl, Breast Cancer Care is opening four free sessions of workshops called “Moving Forward”. The course is aimed at those people who have just had a breast cancer diagnosis or who might need some support in adjusting to life after treatment. The subjects include lymphoedema awareness, intimacy and relationships, cancer fatigue and coping mechanisms for the menopause. The dates for the workshops are 7th, 14th, 20th and 28th and there are places still available on the course. If you can commit to all four workshops, please book your place by contacting cym@breastcancercare.org.uk.
My tiny village in East Yorkshire raised £500 at the Macmillan Coffee Morning last Friday. If that sum is reflected all over the country, Macmillan will have succeeded in meeting their target of £8 million. People are amazingly generous – even in these harsh economic times.

samedi 25 septembre 2010

Capricorne et sapeurs pompiers

Sur Facebook j'ai écrit un commentaire rapide sur le mailing de l'oeuvre des pupilles orphelins des sapeurs pompiers de France qu'a réalisé l'agence Capricorne.

Dans ces quelques lignes j'ai donné un avis très favorable car l'ensemble de l'envoi m'a séduit.

Je voudrais revenir un peu plus en détail et aborder les points forts et les points faibles.

Points forts

Une grande cohérence visuelle pour l'ensemble des documents. Les photographies ne semblent pas sortir d'un tiroir d'agence mais sont l'oeuvre d'un pompier, le lieutenant
Laurent Lacombe. C'est un très bon point. Cela me rappelle le fiasco de cette autre agence qui, pour illustrer des visages de soldats de l'Armée française avait recruté de jeunes mannequins masculins. Les photos étaient très belles, mais le résultat peu crédible et même risible.

Soulignons la maîtrise par l'agence des pages techniques toujours rébarbatives mais qui, ici, sont bien pensées.


J'ai particulièrement apprécié les cinq raisons données pour verser mensuellement un don.

Des larmes à bon escient

L'émotion est un ingrédient indispensable dans le cadre du marketing caritatif. Qu'il s'agisse de colère ou de compassion, il est indispensable de toucher les sentiments du donateur potentiel.

Dans un lifter intitulé « Pourquoi donner », l'agence Capricorne a su trouver un visuel d'enfant, à la fois fort et sensible, qui donne à penser sans tomber dans l'outrance.

Le choix de la photo est non seulement excellent mais il est encadré par des arguments bien choisis et bien expliqués.

Une intention de prière

Non, c'est un clin d'oeil. Mais j'ai trouvé astucieuse l'idée du « Livre d'or » où le donateur peut apporter son témoignage sur l'intervention des pompiers dans un épisode de sa vie. Capricorne peut ainsi récupérer une belle trouvaille des mailings religieux en l'adaptant au contexte.

Qui n'a jamais eu affaire avec les pompiers ? Qui n'a pas un souvenir à raconter, une reconnaissance à exprimer ?


Ensuite, comment ne pas accompagner ce témoignage d'un don ? Il faudrait avoir un cœur de pierre.

Ce que j'ai moins aimé

Un mailing caritatif est le plus souvent le résultat d'un mauvais compromis entre les suggestions de l'agence et l'idée que se font les clients de leur image ou de leurs donateurs.

Avec ce message pour l'ODP, l'agence Capricorne s'en tire plutôt bien. Je me contente de relever quelques points qui me semblent pouvoir être améliorés pour des envois ultérieurs.



Je ne suis pas touché par l'accroche sur l'enveloppe. Elle semble banale et impersonnelle. C'est si vrai que le concepteur s'est senti obligé de mettre le « vous » en gras.

La question de l'accroche se repose avec la lettre.



Hier, aujourd'hui, demain,
Les jours se passent et ne se ressemblent pas !

Je me demande si ces lignes ne pourraient pas concourir pour le prix de la plus mauvaise accroche ou encore pour celui de la meilleure fausse bonne idée.

En quoi suis-je, lecteur, concerné ? En rien du tout.

Ce ne s'arrange pas quand le concepteur, ravi par sa trouvaille, enfourche à nouveau le concept et le décline en inters autour desquels il tente de développer les arguments qui sont sensés retenir le lecteur et le convaincre de lire la suite.

Si le donateur potentiel réussit à surmonter ces premières lignes, comme le cycliste qui grimpe le Tourmalet et qui voit le col devant lui, le verso de la page est à la fois informatif et touchant. Le but est atteint.

Dommage que le PS ne soit pas bien exploité. Il fallait à nouveau réintroduire l'idée de l'aide en suggérant, par exemple, que ces étiquettes personnalisées peuvent encourager d'autres personnes à donner.

Des arguments trompeurs

La présentation par Capricorne des avantages fiscaux est contestable. Dire que l'Etat a choisi d'accorder à tous les donateurs à l'ODP une réduction d'impôt sous entend une initiative publique témoignant à l'ODP une bienveillance particulière. Cette formulation, même dans le cas d'un rescrit fiscal, est abusive.

A aucun moment le rédacteur ne mentionne que les réductions d'impôts sont réservées aux assujettis à l'impôt sur le revenu.

Je sais bien que la majorité des associations caritatives maquillent les avantages accordés par l'Etat afin de faire donner davantage y compris aux personnes les plus démunies qui ne vont bénéficier d'aucune réduction d'impôt.

Je regrette que l'ODP ne se distingue pas dans ce cas des pratiques des autres associations.

Ne soyons pas trop négatifs. Capricorne a conçu un bon message dont les grandes qualités l'emportent largement sur des défauts somme toute mineurs.






vendredi 24 septembre 2010

Un permis de réussir accordé à la Ligue des conducteurs

La mailing de rentrée de la Ligue des conducteurs est excellent et reflète bien le savoir-faire de cette association particulièrement dynamique.
J'ai aimé :

Une accroche qui fait mouche.

Sur l'enveloppe, l'accroche est percutante et concerne tous les conducteurs : « Votre permis de conduire sera bientôt remplacé par un permis européen, valable 10 ans seulement ».

Nul ne peut rester insensible à un courrier qui vous dévoile une information aux conséquences potentiellement aussi décisives sur votre vie quotidienne.

La lettre opte résolument pour une présentation classique, sans accroche (laquelle est ici inutile puisque elle se trouve sur l'enveloppe).

Le style court de direct.

Des idées simples et percutantes :

Il suffira qu'un fonctionnaire refuse de voue le renouveler. un simple fonctionnaire aura droit de vie ou de mort sociale sur vous… Et qui va payer ? Nous serons tous en liberté surveillée…

L'appel à l'action

Du classique qui a fait ses preuves :
Je vous conjure d'envoyer immédiatement:
votre carton rouge à la Commission européenne,
votre recours au président de la république.

Ici, à l'association, nous allons remuer ciel et terre pour empêcher que ce projet aboutisse.
J'ai besoin le plus vite possible de vos pétitions signées… S'il vous plaît, signez et retournez-moi… Il faut stopper de toute urgence… Je compte sur vous… Et j'espère que vous pourrez envoyer un don spécial… J'en ai besoin autant que de vos pétitions signées…

Le bon de réponse

Un trois volet imprimé en trois couleurs, le bon de réponse, le recours au président et le carton rouge à la Commission européenne.

Efficace et bien fait, il incite réellement le lecteur à accompagner ses pétitions d'un don. La base dé départ me semble un peu basse, j'aurais choisi plutôt 35 euros. En revanche, on propose aussi 150 et 200 euros ce qui de manière indirecte contribue probablement à faire remonter la moyenne des dons.

A titre d'exemple, j'ai récemment inclus dans le bon de réponse d'une association caritative la suggestion de donner 1000 euros. Le résultat est une augmentation de 40 % de la moyenne des dons.

J'ai moins aimé
Quelques tournures un peu vieillies : « Je vous conjure ».

En haut de la page 2, un seul mot. Un bel exemple de ce qu'il ne faut pas faire dans la mise en page d'une lettre.

Des veuves et des orphelins qui auraient pu être évités facilement (« Nicolas », en bas de la page une et « Sarkozy » en début de la page deux) et qui laissent un goût de maquette inachevée.

Un trop trop gris de la typographie, quelques souligné et des lignes et capitales ne suffisent pas à accrocher l'oeil.

Quelques guillemets non conformes qui auraient pu facilement être remplacés.

Les avantages fiscaux consentis aux donateurs sont présentés d'une manière trop vague. Les limitations imposées par la loi ne sont pas rappelées. Une personne naïve non imposable pourrait imaginer qu'il va recevoir un chèque du Trésor public à la suite de son don à la Ligue des conducteurs.

La troisième ligne, en noir après le titre en typo rouge,
n'accroche pas le regard.

Enfin, la mécanique précise de la réponse est insuffisamment expliquée. Je m'y suis pris à plusieurs reprises avant de comprendre qu'il fallait retourner le bulletin, le Recours et le Carton rouge tout attachés à la Ligue. La ligne en petits caractères en typo noire en dessous d'un grand titre rouge n'est pas lue. Le lecteur l'analyse comme une ligne d'adresse et la zappe.

Conclusion

Du travail de professionnel qui fait plaisir à lire.

lundi 20 septembre 2010

Attention Contribuables !

François Laarman était un génie de la communication et l'association Contribuables associés est probablement une de ses plus belles réussites.

Aujourd'hui, François Laarman n'est plus et son bébé préféré vogue vers d'autres horizons sous la houlette d'une nouvelle direction.

Score Marketing, qui a tant fait pour le succès de Contribuables associés, a rompu ses liens avec cette association et se consacre à des causes militantes qui font progresser notre société.

Ce sont les choses de la vie. Les amitiés comme les relations se font et se défont.


Un exemple de la présence dans les médias de l'association Contribuables associés.

Contribuables associés ne semble pas avoir souffert de cette séparation, sa présence dans les médias est grande et son travail en communication de qualité. Voici quelques jours, j'avais été frappé par l'excellence de leurs courriels et j'ai publié sur Facebook un commentaire très favorable.

Mais ce matin, j'ai eu un choc en recevant un courrier de recrutement posté le 13 septembre 2010 par Contribuables dont voici la première page :


La date qui figure en haut à droite a été ajoutée par ma secrétaire en ouvrant le courrier. Sur l'original ne figure aucune date.

Or, j'ai une bonne mémoire des mailings qui arrivent dans ma boîte aux lettres et je me suis souvenu du courrier de la même association reçu voici un peu plus de deux ans :


Comme vous pouvez le voir, le texte est identique à la virgule près. La seule différence visible réside dans le code d'identification. A droite pour l'un, à gauche pour l'autre.

Je comprends très bien qu'on ne change pas une équipe qui gagne. Avenir de la culture exploite depuis dix ans le même message dont l'accroche est identique d'année en année : « Après la vision d'un film porno…» mais ils changent le reste de la lettre en l'adaptant au passage du temps. Rien de choquant dans tout cela.

En revanche, il est incompréhensible que Contribuables associés, une association sérieuse, qui ne manque ni de moyens ni de personnel, adresse à deux ans de distance le même message faisant des allusions répétées et précises à l'actualité de 2008.

Que se passe-t-il ? Ils sont en manque de copywriters ?

L'argumentaire du texte repose sur la réforme des régimes spéciaux de retraite et sans préciser l'année, donne au lecteur l'impression qu'il s'agit d'événements récents. On trouve une référence au sondage IFOP « du 13 novembre dernier » dans les deux lettres. De toute évidence il s'agit d'un sondage de novembre 2007.

Les données fiscales et statistiques citées datent de 2006 et 2007. Il n'y a rien eu depuis ?

Enfin, la lettre (tout comme leur site) annonce plus de 140 000 membres actifs. Ce chiffre sans changement depuis deux ans interpelle le sens commun et celui qui connaît un peu le marché ne peut que rester dubitatif devant une telle affirmation.

Une pareille bourde nuit considérablement au marketing direct d'une association aussi importante que peut l'être Contribuables associés. Elle révèle une désinvolture incompréhensible à l'égard de leurs prospects qui doit être corrigée d'urgence.

Dans le contexte actuel, avec la réforme du régime des retraites, les munitions ne manquent pourtant pas à cette association pour mettre à jour en cinq minutes leur lettre qui par ailleurs est très bonne.

Quand on reproche aux autres de ne pas travailler assez, il est paradoxal d'avoir une communication de feignant.

mercredi 8 septembre 2010

Les seniors n'aiment pas les juniors

Les associations spécialisées dans les causes militantes seraient inspirées de lire cette étude même si dans les faits elles la mettent en pratique déjà.


Over 50? You probably prefer negative stories about young people


When given a choice, older people prefer to read negative news, rather than positive news, about young adults, a new study suggests.


In fact, older readers who chose to read negative stories about young individuals actually get a small boost in their self-esteem, according to the results.
And what about younger people? Well, they just prefer not to read about older people.
These results come from a study of 276 Germans who were asked to read what they thought was a test version of an online magazine featuring carefully selected stories about younger and older people.
"Our results bolster the argument that people use the media to enhance their social identity," said Silvia Knobloch-Westerwick, lead author of the study and associate professor of communication at Ohio State University.
"Older people and younger people have different goals when they use the media, and it shows in what they choose to read."
Younger people, who are less certain about their own identity, prefer to read about other younger people to see how they live their lives, Knobloch-Westerwick said.
Older people, on the other hand, have greater certainty regarding their identity. However, living in a youth-centered culture, they may appreciate a boost in self-esteem. That's why they prefer the negative stories about younger people, who are seen as having a higher status in our society.
Knobloch-Westerwick conducted the study with Matthias Hastall of Zeppelin University Friedrichshafen in Germany. Their results appear in the September 2010 issue of the Journal of Communication.
The study included 178 younger adults (18 to 30 years old) and 98 older adults (50 to 65 years old). All came to a computer laboratory, where they were told they were testing an online magazine that was not yet available to the public.
The experimental magazine was created specifically for the study and contained 10 carefully pre-tested stories. Each story focused on one individual, but there were two different versions: one that had a negative spin and one with a positive spin (each participant was offered just one of the two versions).